Mensaje de Navidad del Maestro Morya
Los cuatro elementos, fuego, aire, tierra, agua y la energía divina, dan vida. Sentid gratitud hacia todos ellos.
Respirad un poco sintiéndolos. Sentid el agua que somos, que está en nuestro cuerpo, el aire que todos los días necesitamos para respirar, la tierra que nos da el alimento, que nos nutre con todos los demás, y el fuego, ese redentor, esa parte de redimir, de crear, de destruir, y el que alienta a la vez a todo. Sentid también cómo la luna y el sol entran en vosotros.
Es un bonito mensaje de navidad, sintiendo también todo el componente de este globo terráqueo, nuestro planeta Gaia, o este planeta azul, o simplemente la Tierra.
Todo tiene un cambio, y en la Tierra se está manifestado ese cambio. Lo azul cambiará, y la síntesis será todavía mucho más poderosa. ¿Por qué cambiará? Porque nosotros cambiaremos también. No seremos un planeta tan azul, seremos todavía más azul, más poderoso.
Y uno puede pensar, ¡pues que mensaje de navidad! Un poco raro ¿no? El simbolismo se hará realidad.
Aquello que el hombre un día creó, o que Julio Verne pensó o creó para él, o que muchos seres antes que nosotros… como Nostradamus también, como la masonería, como los cristianos que fueron maltratados, azotados, crucificados.
La Tierra cambia, y cambia, y cambia, y es ya inevitable este cambio hermanos, amigos, seres divinos, como me permitáis que hoy pueda mandar este simple mensaje, este gran mensaje para nosotros desde la Hermandad Blanca, y principalmente del maestro El Morya.
Los que fuisteis crucificados… ya pasó. Nostradamus… ya pasó. San Francisco de Asís… ya pasó. El carro de Elías… no. La luna roja… no. El nuevo cambio…no. La nueva metástasis que este planeta tiene que crearse, a que se le lleva, no ha cambiado todavía; y hablo de metástasis. Muchos tendréis que pasar por grandes enfermedades como estáis pasando. Quitar esas metástasis que quedaron en una parte de vosotros. Quitar esas aniquilidades que están ahí, que os están haciendo en parte, destrozar vuestra alma, porque no la permitís que se manifieste.
Ya se ha escrito mucho sobre todo esto, y yo no voy a crear mucha más retórica, porque a veces es una simple retórica. Sí voy a decir para aquellos que quieran escuchar..
El Ave Fénix, mora en cada uno de vosotros. El Ave Fénix está resurgiendo muy rápidamente. Muchos campos de Luz poderosa con fuerza que están habitando ya en la Tierra, muchísimos, muchísimos. Muchísimos desde sexta se están manifestando.
Todavía puede haber en vuestras mentes fracturas 7,52 como a veces incluso los canales que nos transmiten ¿quién es perfecto? Yo necesito seguir evolucionando. El maestro El Morya como aquí me conocéis. En otros planos no tengo ese nombre. Y en otros planos necesito subir a otros planos, a otros planos. ¡Cuánta alegría me da y nos da!, cuando nos reconocéis como servidores, como colaboradores juntos. ¡Ay hermanos, colaboradores, maestros!, a veces muchos que estáis en la Tierra, sois grandes ancianos que aquí nos dais todavía lecciones, y tenemos que aprender de vosotros; y estáis ahí encarnados en cuerpos, en cuerpos de sangre, en cuerpos de esa materia tan densa.
Es un regalo, que desde el Dios Padre-Madre ha querido que surja de nuevo, que bajéis de nuevo a la nueva semilla, a sembrar la nueva semilla… la energía de síntesis.
No me voy a extender mucho, pero si estas navidades queréis celebrar algo grande, es AMAOS. AMAOS, porque el amor está llegando, e infinitas oleadas de energía que a veces no dejáis que entre, porque no lo reconocéis como es. No como ese amorcito que a veces vosotros creéis.
Mirad qué es el AMOR. El AMOR no rinde cuentas, el AMOR no necesita exigencias, el AMOR no necesita ser que me reconozcas lo que estoy haciendo. El AMOR no necesita ser alabado, el AMOR no necesita ser reconocido, el AMOR no necesita ser ensalzado sino por sí mismo. Mirad vuestros corazones.
Las navidades no serán muy alegres. No hay demasiada energía de alegría en vuestros campos. Eso lo sabéis, no es nada nuevo, pero os lo quiero recordar un poco más. Pero sí lo puede haber.
¡Cantad! ¡Meditad! ¡Pedid al espíritu de la navidad que os envuelva! ¡Pedid a ese niño que un día nació en ese pesebre, que se haga presente en vosotros! Que es la humildad, que es el amor, que es sentir que sois el Hijo de Dios. Que el hombre toma forma, en ser reconocido el Hijo de Dios. Convertíos también vosotros, también vosotros, en su primogénito. Sed como ese niño que nació en el pesebre, que no necesitaba nada, pero sonreía, amaba, compartía.
Dejad que vuestra luz salga. No esperéis ya más a que los demás os den y os den. No esperéis más a que la Tierra os dé, a que el aire os dé, a que el fuego os dé, a que el agua os dé.
Dejad que salga de vosotros esas semillas que están en vuestras entrañas, que es la esencia de vida. Sois ese árbol, sois esa risa de un niño, sois ese graznido a veces, de esa pequeña hormiga que a su forma también hace el sonido. Sois ese graznido de esa gran ave, que surca los cielos con sus vuelos. Sois ese gran… ¡qué os podría decir? Sois todo, todo. Permitid que eso entre en vosotros.
Sois la risa, sois la felicidad. Sed el agradecimiento por todo eso, es lo que os vengo a decir y a recordar un poco más.
Meditad, meditad, y dejad que entre en vosotros todas esas secuelas tan importantes. Y digo secuelas, ¿qué quiero decir con secuelas?. Se han hecho heridas sobre algo tan mágico, tan divino como es el AMOR, como es la VERDAD. Quitad esas secuelas que pueda haber ahí de dolor, de dolor, de dolor.
Sonreíd a la vida. Que esta navidad, sea un año nuevo para vosotros lleno de fraternidad. Yo diría un poco más, lleno de la fuerza, de la fuerza de la Vida. Dejad que esos átomos dentro de vosotros, salgan con esa programación que tienen de vida. ¡Atreveos a ser felices! ¡Atreveos a renunciar a los miedos que os están impidiendo a ser felices! Dejad que ese niño interior salga, que esa inocencia salga, que ese abrazo hacia los demás sea de verdad, pero primero os lo tendréis que dar vosotros mismos… a vosotros mismos.
Hay que retornar al hogar, y desde ahí, desde ahí, os sentiréis tan llenos, tan plenos, que ahí en verdad sí podréis dar. Enamoraos de la Vida, porque vuestra vida está cambiando, vuestro planeta está cambiando. Hasta ese trigo, ese pequeña florecilla del campo está cambiando, esa semilla está cambiando. Pero para un cambio positivo y de lo más maravilloso que os podéis imaginar… Cuarta dimensión, la alegría. La alegría que para muchos lleváis buscando eones de tiempo. En parte se podría decir también, la Tierra prometida, el descanso eterno del que conoce, del que comprende, del que sabe lo que es su YO SOY en completa unión con su mente, sus sentimientos, y todo lo que representa cada célula, cada átomo, cada niveles de los siete cuerpos principales que tenéis aquí.
Invocad a vuestro YO SOY, vuestra verdad. Que vuestro ángel os cuide. Nosotros siempre estamos ahí.
Que el amor infinito del PADRE-MADRE se expanda sobre vosotros.
Mensaje de Navidad del Maestro Morya
El equipo del portal Ciudad Virtual de la Gran Hermandad Blanc
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